En Flamencum Revolutum, querido amigo, no busques erudición, interés por pontificar o exquisitez literaria, cualidades - o defectos, según se mire - alejados de la manera de pensar, sentir y obrar de su autor. Si te apetece, encontrarás una dosis de sencilla y sincera vivencia flamenca muy variopinta (en La Puente, en el cole, en el ámbito de la polémica o con la dimensión musical del cante): la de la última década de Álvaro de la Fuente en su relación con lo jondo. Vivencia publicitada, de una manera muy dispersa, en otros lugares, mas ahora recogida y sintetizada, sin más pretensión que la de compartirla con el interesado, en las páginas que editamos desde Saludos Flamencos, con la colaboración del peculiar Agorero de lo Jondo, un curioso personaje que introduce cada uno de los cinco capítulos con una animosa charla con el propio autor.
                              
No obstante, el autor sí que se ha atrevido, finalmente, a mostrar a los aficionados más exigentes sus reflexiones, enhebradas durante los últimos tres años en la soledad de la actividad investigadora, en torno al Zángano Flamenco, cante del que apenas conocíamos nada. Con firme decisión, enorme objetividad y gran responsabilidad para con su pueblo y gente, Álvaro se ha adentrado en los posibles orígenes, variantes, parentescos y leyendas de este cante de corte abandolao que grabó por primera vez el maestro Fosforito en 1957. Como resultado: un conjunto de reflexiones fundamentadas que nos acercarán, con rigurosidad, a su auténtica realidad histórica y musical. Quizás no quede todo dicho sobre este cante, mas se ha abierto un camino para futuras indagaciones.