José Vargas Quirós es un activista del flamenco y su cultura desde que era apenas un muchacho. Ahora ha cristalizado en sus manos una incisiva y, por supuesto, inesperada sorpresa. Ha localizado una grieta por la que colar la difusión y el gusto por el flamenco, incluso, frente a las más duras, graníticas e impermeables resistencias que uno pudiera encontrarse en el camino.
La ranura en cuestión es, en apariencia, bastante fina y delicada, amante como es el hijo de Paco Vargas y Curra Quirós de lo austero y con clase frente a lo rimbombante y exagerado. Pero encierra una intensísima luz de cultura, conocimiento y riqueza extraordinarios. Esa grieta se llama, simplemente, la explicación de las letras. Cier­tamente no se ha hecho demasia­das veces. Pero, a buen seguro, a él le ha resultado una tarea apasionante y emotiva analizar, con el bisturí del cirujano flamenco que sin duda es, sus significados y sentidos verdaderos, auténticos.
Era previsible un libro así salido del teclado de José Vargas. No hay más que ver la evolución de su rictus expresivo en cuanto el cante se hace presente. Por eso, este análisis detallado hecho volumen de papel que ahora tiene entre sus manos estaba al caer. Y ha caído. Por suerte para los cabales.